Los collares rastrean los primeros adornos de la humanidad: hace 20,000 años, las tribus ponían huesos y conchas pulidos como símbolos de coraje. En el este, los collares de jade encarnaron virtudes nobles (como se registra en el libro de los ritos), mientras que los nudos de hilo rojos llevaban deseos románticos. El oeste vio collares de rama de oliva en la antigua Grecia simbolizando la paz, y los collares victorianos susurraban historias de amor. En todas las culturas, los adornos de las muñecas siguen siendo embarcaciones atemporales de belleza y significado.