Históricamente usados como amuletos contra el mal, la ágata fue apreciada en las tradiciones egipcias, griegas y chinas, colocadas cerca de las puertas para repeler la energía negativa. En el budismo, simboliza el equilibrio, a menudo creado en cuentas de oración para ayudar a enfocar. Se dice que su vía natural armoniza el campo de energía del cuerpo.